Thursday, July 14, 2011

Perfil de la víctima

Al igual que los abusadores, las víctimas suelen permitir el abuso principalmente porque desconocen otras formas saludables de relacionarse con los demás.  También, como explicamos en el caso de los abusadores, es posible que las víctimas de abuso emocional hayan sido víctimas de abuso durante la infancia o testigos de relaciones abusivas.


Las víctimas de abuso emocional suelen sentirse incapaces de poner límites o de hacerse cargo de su vida. Suelen ser dependientes afectiva, emocional o económicamente, y no tienen un criterio certero o realista que les permita ver con claridad y objetividad qué es correcto y que no lo es.  No obstante, las víctimas no son personas débiles, sino que sus fortalezas han sido debilitadas por el abuso emocional.

Éstas son algunas características comunes de las víctimas de abuso emocional:
  1. Tienen una baja autoestima. Aunque a veces tratan de disimularlo.
  2. Son muy inseguras, suelen ser personas muy ansiosas. Tienden a sercompulsivas en la limpieza por ejemplo.
  3. Tienen una personalidad sumisa y pierden su habilidad para tomar decisiones.
  4. Se sienten inferiores a los demás y compran cosas caras para aparentar.
  5. Son muy dependientes afectiva, emocional y económicamente.
  6.   No sienten que merezcan ser respetadas como seres humanos y lamentablemente tienden a faltar el respeto a las personas que en realidad la quieren.
  7. Tienen expectativas que no son realistas.
  8. Sienten la necesidad de ser controladas (o “protegidas”) por otros.
  9. Son excesivamente tolerantes y condescendientes.
  10. No hacen valer sus derechos.
  11. Se engañan a sí mismas pensando que –algún día- mágicamente, el abusador cambiará o encontraran al principe Azul.
  12. Se culpan a sí mismas de los problemas ajenos, o culpan al mundo, a la vida o a una situación particular de lo que les sucede.
  13. No son conscientes de que permiten que el abuso suceda.
  14. No creen ser capaces de triunfar por sí mismas.
  15. Suelen tener problemas para poner límites y decir "No”.


Por lo general son personas psicológicamente débiles que han aprendido a conformarse con “migajas de afecto” y prefieren recibir “caricias de lástima” antes que ser ignoradas.  Temen quedarse solas o sin empleo, creen que no conseguirán algo mejor que lo que tienen.

También decimos que hay cierto grado de “comodidad” por parte de la víctima del abuso emocional, ya que de algún modo, la víctima elige soportar el abuso con tal de no madurar y hacerse cargo de su propia vida.  Permite que otros tomen decisiones por ella, o la mantengan económicamente, etc.

En cierto sentido, la víctima elige (consciente o inconscientemente) pagar un precio -alto- por ese nivel de comodidad que le permite no cambiar, no crecer, no tomar sus propias decisiones, no poner límites, no progresar en la vida.

Al mismo tiempo, suelen vivir entre la depresión, por la falta de realización personal, y la frustración debido al control y a la descalificación continua del abusador.

Muchas veces, las víctimas de abuso emocional permiten el abuso porque sienten que ya no tienen por qué vivir, como ocurre con algunos ancianos.


Como ayudar a una persona abusada

No sólo es importante saber en qué consiste la violencia doméstica, también es necesario conocer qué pasos dar para ayudar efectivamente a las víctimas.
Lenore E. Walker, una de las primeras psicólogas que comenzó a estudiar el fenómeno de la violencia doméstica, plantea en un artículo publicado en la Revista Argentina de Clínica Psicológica, que descubrió que uno de los efectos colaterales de esta situación es que, culturalmente, las víctimas tienden a ser “consideradas culpables de su situación sin importar cuán trágico hubiera sido el desenlace”.

Algunas de las frases que se escuchan al respecto son: “Ella se lo buscó, mira la ropa que usa”; “debería haber gritado, si se quedó callada es porque de algún modo lo admitía”; “debe gustarle que le pegue, cómo es que no lo deja”; “algo debe haber hecho para hacerlo enojar”; etc. Lo paradójico es que algunas de estas expresiones son utilizadas incluso por mujeres y es favorecida, entre otras cosas por el machismo imperante.

Algo hay que hacer frente a la violencia, de otro modo, nos convertimos en cómplices.
¿Qué hacer?
Los estudios al respecto señalan que si una persona es testigo directo o indirecto de violencia doméstica lo que hay que hacer es:
  1. Creer. Es devastador para una víctima que cuando logra superar sus miedos y traumas y se atreve a hablar no le crean.
  2. Hacer que la víctima sepa que no es culpable del abuso. Una de las consecuencias de la agresión es que las víctimas de algún modo llegan a creer que lo que sucede en sus vidas es por su culpa o se convierten en codependientes. A veces este mensaje es alimentado en su mente por el mismo agresor o por las personas que le rodean.
  3. Tomarse tiempo para hablar con la persona abusada, en privado. Una víctima de violencia necesita tiempo para contar su historia en su forma, a su tiempo y a su propio ritmo. El atreverse a hablar es un paso monumental para quienes son víctimas de violencia doméstica. La vergüenza, la negación, el sentimiento de culpa y fracaso inmovilizan para atreverse a hablar. Por eso se recomienda escuchar con una actitud receptiva y con empatía.
  4. Ayudarle con cuidado a hacer planes a futuro. Muchos asesinatos y agresiones invalidantes podrían haberse evitado si tan sólo se hubiese ayudado a las víctimas a hacer planes para huir de dicha situación a tiempo. Se necesita apoyo para tomar decisiones que impliquen denuncia o búsqueda de alternativas. Muchas víctimas están tan afectadas por diversas situaciones, como el Síndrome de Estocolmo, que no solicitan ayudar por sí mismas.
  5. Validar sus sentimientos. La víctima puede sentirse lastimada, enojada, asustada, avergonzada o atrapada. Incluso, manifestar sentimientos encontrados de rechazo y aprecio hacia el abusador. Intentar moralizar o tratar de convencer a la víctima para que cambie de actitud es pérdida de tiempo. Necesita expresar sus emociones, es parte de su sanidad.
  6. Llamar a la policía. La agresión es un crimen. Llamar a esta conducta “enfermedad”, “descontrol” o “un momento de enfado” es simplemente no entender. La violencia intrafamiliar es una conducta criminal.
  7. Proveer información acerca de recursos locales. Algún número para emergencias o crisis familiares. No se puede esperar que la víctima lo haga, parte de su síndrome es que no va a buscar ayuda por sí misma.
  8. Ofrecer ayuda. Esta puede consistir en guardarle algún bien seguro, o documentos, dinero, o alguna maleta con ropas, o algún código de identificación que la víctima podría usar en caso de tener que llamar a la policía o buscar su colaboración. Los golpeadores son impredecibles. No hay razón para su agresión. En el momento menos pensado se desata su furia incontrolable y nada los detiene. Tener un plan preestablecido con apoyo de amigos o familiares en muchos caso no sólo podría salvar una vida, sino que es parte de la ayuda que la víctima necesita para poder salir del ciclo de violencia en el que está inmersa.
  9. Proteger. Si la víctima está pensando en dejar al agresor es cuando más riesgo corre. L. Walker y J. R. Meloy, en un artículo titulado “Stalking and domestic violence”, muestran que “la mujer golpeada corre mayor riesgo de ser lastimada más seriamente o de ser asesinada cuando intenta terminar la relación”. Por lo tanto, lo que la víctima necesita en ese momento es protección.
Conclusión
Nunca es fácil tratar el tema de la violencia doméstica. En muchos casos, es una verdadera odisea saber qué hacer.
Al menos estos conceptos pueden ayudar a tener una visión más clara de las decisiones que hay que tomar para ayudar.
Una víctima de violencia necesita ayuda, de otro modo habría salido por sí misma de esa situación. Es un deber social hacer algo, de otro modo nos convertimos en cómplices de un delito.


La verdad está en esos puntos, cuando sientas que tu amiga “la maltratada se alejó de tu vida y creas que es malagradecida al no valorar tu amistad, quizás después de leer este articulo, la comprenderás…
La mujer maltratada usa muchas máscaras para no ser descubierta.
Si tienes una amiga así, tenle paciencia y sigue a su lado. Seguro que siempre te está recordando y esperando que la entiendas, no la abandones, ella necesita de todas sus amigas…
*Esta lista de la mujer maltratada psicológicamente pudiera ser mucho más amplia, pero por hoy será suficiente…
8 cosas que no puedes esperar de una mujer maltratada:
1. No esperes que te llame cada día, ni cada semana, ni nunca… aunque prometa hacerlo.
La mujer maltratada no podrá llamarte, su mal tratador la vigila y está atento a cada llamada de teléfono, escuchando y
controlando. Aún cuando éste no esté, ella no tendrá libertad de llamarte pues se sentirá humillada y temerá complicar más las cosas, tanto para ella como para ti.
2. No esperes que te conteste a todas tus llamadas… no puede.
Y cuando contesta no es con libertad, cuando te dice “estoy bien” no te dice la verdad, nunca está bien. Cuando tenga voz ilusionada y feliz recuerda que sólo es una tapadera, no es libre. Cuando te hable susurrando por miedo a ser escuchada y no consiga hablarte más de dos minutos (tal vez mientras su mal tratador está aseándose) no te desesperes, simplemente no tiene otro remedio, bastante hace y arriesga ya con dedicarte esos segundos y esas pocas palabras
.
3. No esperes que la mujer maltratada salga a hacer amistades… o a pasar tiempo contigo.
No puede, seguramente lo intentó muchas veces, pero no puede. No puede porque su mal tratador le aísla, criticará cualquier detalle de todas y cada una de sus amistades, le seguirá por la calle, a veces incluso a escondidas para misteriosamente encontrarse con ella cuando más libre se siente y así sin palabras recordarle “tenga cuidado, yo estoy aquí y en todos lados”. Uno de los mayores fuertes del mal tratador es su poder para aislar, para convertirse en el ser omnipresente sin el cual nunca pueda salir a ningún lado, con el que siempre deberá contar y buscar agradar.
4. No esperes que la mujer maltratada muestre interés en pasar tiempo contigo.
Ni debes sentirte herida si crees que ha perdido interés en ti porque no es cierto. Simplemente ocurre que ahora mismo le supondría un confortamiento. Debes insistir, si hoy no contestó tu llamada, ni esta semana, ni este último mes… insiste. Ella quiere contar contigo especialmente si te ha confesado su situación. Cuando se esconda de ti se paciente, recuérdele todas las semanas que estás ahí para ella y perdona las veces que aparenta no apreciar tu amistad. Ante su mal tratador debe dar la imagen de no tener interés en tu amistad. Es una mujer sin libertad, no puede decirte “ven a tomar un café”. Técnicamente claro que puede hacerlo, pero sólo técnicamente puesto que la realidad es que ella no vive la realidad que tú conoces o que ella misma a veces cree tener.
5. No esperes que le ponga límites a su mal tratador.
No puede, por la propia esencia de su relación es ella la que tiene los límites, ella no puede decir “ya basta“, “fuera de casa“,
si quieres esto tendrás que ayudarme“. No es lógico, ella no está en posición de dialogar, ni mucho menos de exigir, sólo está en posición de someterse. Es una mujer maltratada.
6. No esperes que la mujer maltratada pida ayuda.
¿A quién va a pedirlo? Primeramente lo pedirá a su familia y si éstos no reaccionan y no le creen, ¿a quién pedirá ayuda? Si su familia le niega ayuda no tendrá a nadie a quien recurrir pues la mujer maltratada es una mujer aislada, se siente avergonzada, incomprensiblemente culpable, y humillada por todos cuanto le negaron su ayuda. ¿A quién acudirá? Seamos realistas, no puede acudir a nadie y si puede será demasiado grande su sentimiento de honor y humillación como para poder hacerlo.
7. No esperes que sea dueña de lo suyo, ni aún de aquello que le regalas.
La mujer maltratada no es dueña de nada, sólo puede serlo en papel, en la teoría… pero no en la práctica. Puede tener muy presente que ella es la que ha comprado la casa, el coche, la televisión, la revista, o lo que sea…
puede decirte “es mío, no es suyo”. Y es cierto… pero sólo en teoría, reclamar lo suyo sólo supondría mayores problemas para ella. Si le regalas algo asume que será de su mal tratador, y con suerte lo compartirá un poco con ella.
8. No esperes que sea feliz cuando esté libre de su mal tratador por unos días.
Serán sus mejores días en mucho tiempo, lo disfrutará y deseará que nunca acabe… pero su felicidad no es completa pues sabe que los días pasan y pronto volverá a estar con su mal tratador. Incluso durante su descanso ella estará pendiente de sus mensajes y llamadas, sintiéndose culpable por cualquier cosa que él le diga estar sufriendo a su causa.

¿Es lógica la forma en la que actúa la mujer maltratada?
No, las formas en las que una mujer maltratada actúa no son lógicas a la luz de quien no está siendo maltratada… claro que no,
pero ¿acaso es lógico ser maltratada? ¡Nada en su vida tiene lógica! El contexto de la mujer maltratada es ilógico. No es que la mujer maltratada actúe ilógicamente, es que su contexto es ilógico. ¡Es todo una gran injusticia! ¿Cómo podrías esperar que actúe del mismo modo lógico que tú crees que debiera actuar cuando no eres tú la que sufre la ilógica situación de maltrato? La mujer maltratada vive en otro mundo, con otros principios, con otras “leyes de la gravedad”, otras realidades diferentes a las que a ti te parecen lógicas.
Amigas siempre hace falta este tema, para que todas las que estén pasando este terrible mal encuentren en ti esa amiga que hace soportable su vida...
Las quiero mucho,
Shoshan


Secciones
¿Cómo ayudar a una mujer maltratada?
Factores que pueden indicar que una mujer está en una relación de abuso:
  • No participa en actividades sociales o renuncia a ellas después de haber sido una participante activa.
  • Inventa excusas para no ir a reuniones.
  • No tiene amigos íntimos propios.
  • Pocas veces invita a personas a su casa. Se muestra nerviosa o distraída cuando hay visitas y su pareja está presente.
  • No se muestra espontánea en un grupo.
  • No acepta una invitación o una responsabilidad sin consultarlo con su pareja. Si acepta, llega tarde, se va de repente sin ninguna explicación o realiza llamadas telefónicas frecuentes.
  • Pocas veces tiene dinero en efectivo, “olvida” su chequera.
  • Utiliza un maquillaje fuerte o anteojos oscuros aunque no los necesite.
  • Su ropero incluye bufandas, camisas de cuello alto y manga larga.
  • Tiene muchos “accidentes”.
  • Si la mujer trabaja, él la va a traer y a dejar. Tiene muchas ausencias y quejas físicas.
Responder al llamado de emergencia
Es muy importante responder a los llamados de ayuda que las mujeres maltratadas hacen en caso de emergencia. El apoyo que se le brinda es determinante, aún cuando la experiencia demuestra que las decisiones que ellas toman en ese momento, son pocas veces son las definitivas. Rechazar ese llamado de emergencia significa desalentar a la mujer para que le ponga fin a la violencia y le da fuerza al argumento del hombre cuando le dice: “A nadie le importa lo que te pasa, nadie va a ayudarte”.
Es primordial brindarles seguridad a la víctima y a sus hijos pues, sin esto, la mujer no puede visualizar ninguna acción para su bienestar.
Escuchar y creer
Muchas mujeres víctimas de violencia conyugal guardan silencio durante años debido a que tienen miedo de que no les crean o no las entiendan. Es por esto que, aunque muchas veces sea difícil, es necesario escuchar y creer en la mujer cuando describe la violencia de la cual es víctima.
Es necesario respetar la descripción que la mujer hace de los hechos. No se debe temer que el dolor se reavive cuando la mujer hable del abuso pues éste existe de todas formas. El hablar permite disminuir la tensión emocional y el pánico que la mujer siente.
Minimizar el sentimiento de culpa
Muchas mujeres se sienten responsables de la violencia de la cual son víctimas. Es importante recalcar que la persona que arremete es la única responsable de la violencia. La persona que escucha a la mujer debe posicionarse claramente en contra de los actos de violencia, sin juzgar moralmente al agresor o a la víctima.
La violencia debe ser condenada, nombrada con los términos correctos y denunciados como un hecho castigado por la ley. De esta manera, la violencia accede a una dimensión pública y colectiva. Esto permite disminuir los sentimientos de culpabilidad y de aislamiento de la víctima, ya que reubica su historia individual dentro del contexto social. La víctima se siente entonces apoyada y reconfortada. La mujer siente que puede confiar en la persona que la escucha al darse cuenta que es comprendida, respetada y no juzgada.
Proveer los medios
Las mujeres víctimas de violencia viven bajo el dominio de su cónyuge. Salir de la violencia significa para ellas retomar el control de sus vidas. Para esto, deben aprender de nuevo a utilizar sus capacidades y a estar convencidas de su valor y de sus cualidades. El rol de las personas que las ayudan debe ser:
  • Poner a su disposición los elementos de información y de reflexión necesarios.
  • Discutir con ellas las alternativas que tienen y las consecuencias de las mismas.
  • Incentivarlas para que tomen sus propias decisiones.
  • Apoyarlas en cualquier decisión que tomen.
  • Reafirmar el derecho al fracaso y asegurarles la continuidad del apoyo.
Comprender la ruptura por etapas
Muchas mujeres víctimas de violencia conyugal, oscilan entre rupturas y reconciliaciones con su pareja antes de la separación final. Este proceso no ocurre en vano, sino que ayuda a la mujer a ir despidiéndose, poco a poco, de los sueños, las expectativas, los miedos y las ataduras que la mantienen unida a su pareja. La separación temporal le brinda a la mujer la ocasión para probar los siguientes elementos:
  • La voluntad de su pareja para adoptar un comportamiento no violento con el objeto de preservar la relación.
  • Su capacidad para poder ser independiente, para vivir y organizarse sola. Los recursos físicos, psicológicos, interpersonales y espirituales que posee y los que puede desarrollar.
Aunque la ruptura por etapas es algo frecuente, por lo general, es mal comprendido por las personas del exterior. Las mujeres son señaladas de no saber lo que quieren, son etiquetadas como locas o tontas, o son acusadas de que les gusta que las maltraten. Muchas veces, las personas que les brindan ayuda tienen la impresión de que sus esfuerzos fueron en vano o que la mujer está jugando con ellos.
Para poder ayudar a una mujer maltratada, es necesario comprender la ruptura por etapas como un proceso y no como un fracaso. Cada ruptura-reconciliación constituye un avance y no un retroceso. Sin embargo, para lograr esto, la mujer necesita poder contar con el apoyo social tanto en las rupturas como en las reconciliaciones. Cuando una mujer decide regresar con su pareja, es necesario ayudarla a analizar su decisión: cuáles son sus motivaciones, sus esperanzas, sus miedos; qué puede hacer en caso de reiteración de la violencia, cómo puede protegerse, etc. Si la mujer tiene la seguridad de contar con el apoyo externo, su capacidad de protección y de decisión estará más reforzada cuando vuelva a ocurrir una crisis de violencia

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